¿Se imaginan un edificio capaz de descontaminar el aire? El inmueble de una empresa del barrio de Rekalde es el primero del Estado provisto de una fachada capaz de limpiar la atmósfera como si fuera un árbol. Su revestimiento de cerámica recoge las emisiones contaminantes (NOx y HNO3) y los transforma por arte de magia en aire limpio.
La cerámica en cuestión, de nombre Bionictile, es un innovador producto desarrollado por las empresas Ceracasa (Castellón) y FMC-Foret, en colaboración con el Instituto de Tecnología Química de la Universidad Politécnica de Valencia -en el que participa el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas)- y ReMa, consultoría e Ingeniería Ambiental.
Según explica Fran Raya, director de marketing y producto de Ceracasa, las piezas cerámicas Bionictile «llevan un esmalte catalizador que, en presencia de la luz solar y de la humedad ambiental, hace reaccionar las emisiones contaminantes (NOx) del aire de las ciudades y núcleos urbanos, transformándolos en sustancias inocuas para la salud humana».
Los científicos que desarrollaron el producto se inspiraron en «la superficie de las hojas de los árboles». Aunque no es similar, el proceso que usa la cerámica Bionictile se acerca mucho al que realizan árboles y plantas para atrapar el CO2 de la atmósfera y convertirlo en oxígeno puro. «Mediante fotocatálisis, la cerámica transforma las partículas de óxido de nitrógeno (NOx) emitidas en la combustión en nitratos inofensivos, gracias a la acción de los rayos ultravioletas que contiene la radiación solar», explica Raya.
El esmalte catalizador de la cerámica (óxido de titanio TiO2) y el diseño de la superficie favorecen la reacción. No en vano, imita la rugosidad superficial y las formas irregulares microscópicas de las hojas de los árboles, lo que aumenta la superficie de contacto con el aire. Esta característica, trasladada a la cerámica, «favorece el proceso de fotocatalización con los rayos solares», por los que se purifica el aire.
Según las pruebas realizadas, cada metro cuadrado de esta cerámica es capaz de descomponer cada hora 25,09 microgramos de óxidos de nitrógeno (NOx) que contaminan la atmósfera y son perjudiciales para el corazón y pulmones, y culpables de dolores de cabeza, erupciones de piel, conjuntivitis..., según estudios recientes.
Además de su toxicidad, los óxidos de nitrógeno (NOx) «reaccionan con los hidrocarburos sin quemar para formar ozono, causante principal de la lluvia ácida. Son gases que contribuyen al cambio climático y al calentamiento global del planeta y son más nocivos que el propio CO2», añade Raya.
Una estimación sobre 200 edificios recubiertos de esta cerámica descontaminaría un volumen equivalente a 2.638 millones de m3 de aire al año. O, lo que es lo mismo, más de 400.000 personas podrían respirar durante un año aire libre del perjudicial NOx, según señalan sus creadores.
DATOS
¿Cómo funciona?: El esmalte catalizador de las baldosas transforma el óxido de nitrógeno contaminante (NOX) en sustancias inocuas para la salud humana.
Desarrollo: Ceracasa y FMC-Foret, en colaboración con la Universidad Politécnica de Valencia, el CSIC y la consultora ReMa.
En Gipuzkoa: La fachada del edificio de la empresa Larogei, en Donostia, se ha reformado a finales de año con esta cerámica, convirtiéndose en el primero del Estado que la utiliza.
NOx: El NOx es un término genérico que hace referencia a un grupo de gases muy reactivos -tales como el óxido nítrico (NO) y el dióxido de nitrógeno (NO2)- que contienen nitrógeno y oxígeno en diversas proporciones.
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